Martes 31-Octubre, 06

Con ansiedad hasta el tope y desvelo merecido llegaba un nuevo día en martes, fue vivido en plenitud como se viven los días de un desahuciado, en carretera viendo paisajes deleitándome de todo lo que mis ojillos no habían visto jamás y palpando el aire caliente que a veces se tornaba frío y entre paradas técnicas y muertes de sed me fui acercando a mi destino…las fresas con crema presentes como en otros vuelos, el corazón se me salía del pecho me dolía hasta respirar de la emoción, lo demás es mas fácil deducirlo... solo quería que mis alas no se cansaran, al final el viento estaba a mi favor.



Luego la gloria, con la imponencia del flaco, su voz y sus luces, el mar azul rey, el barco, ahora que rompiendo el bastón de la pasión, ya que no había motivo para la furia al embarrar los oídos de las notas que escapan necesarias por la garganta… el llanto corría por mis mejillas y mis ojos no se separaban de tu imagen, mi boca reseca del día se guardo las gracias porque ya no tenia voz, y sin embargo te quiero, se pudo gritar luego con el agudo de la guitarra al empezar el otro sin embargo… o la lluvia en mis ojos de nuevo por la calle melancolía, recorrí gustosa la distancia de regreso al pensar en monstruo que se llama soledad, a la Magdalena y el farol, a los pájaros de Portugal con la pequeña luz de los faros, mi muerte fue contigo, inevitable pesadilla que me roba el alma… ahí no me quedé, me seguí de largo pensando en la orilla de la chimenea con olor a nuez y un sin fin de luces más desde princesas hasta piratas, aunque ya era mi alma la que ladraba con tus noches de boda… y nos dieron las diez con el inevitable final.

Luego las letras, la ilusión y los encuentros, los ojos que nunca se cansaron de estar atentos de comerse la ciudad de cantera, devorando momentos, guardándolos para la eternidad, luego inevitablemente el vuelo hacia tu imagen… y de regreso a soñar a mi almohada... "debiste estar ahí" y me di cuenta que no te me sales, que no te escapas, yo no te suelto y sigues insertado siempre, siempre en mi.

[Joaquín Sabina, el dios de la metáfora, eternamente agradecida por esa noche.]