Nomás falta valor

 A decir verdad nunca imaginé que llegaría un día en que iba a discutir si me gustaba el calor o el frío, porque técnicamente no había nada más en la vida que me gustara más que el bosque, me sorprendí diciendo que ya no quiero regresar, que me agrada el calor, que si acaso para vivir nuestros últimos años arropados por lo poco que quede de frío, esa pobladera en el lugar que consideraba mi refugio me desalienta bastante.

Pero ahí voy de nuevo hacer planes que tal vez jamás se van a cumplir, ahí va de nuevo el nervio, el corazón emocionado y palpitante por vivir una nueva aventura, finalmente esa parte terca que me habita no entiende razones ni porqués, quiere colgarse de su cuello, volver a hurgar bajo el pantalón, me hace saber la necesidad de comerle a besos, de volver a escribirle y seguir soñando con un mañana aunque el cuerpo se haga viejo, aunque los pasos duelan cada día más… aunque se alejen cada año que pasa del bosque y se vayan a navegar otro mar, pero es que justo ahora los sueños se van haciendo verdad, tenemos cuatro hijos y la edad suficiente para poder decidir si nos quedamos o nos alejamos de la realidad.

Pues, nomás falta valor.

Manija

                                                                                                                      15 de agosto -17


Parece que fue ayer, cuando me metía en ese hoyo en el que Alicia me había enseñado el arte de hacer el amor en trío con mi perra salchicha. Los lugares comunes, las mismas historias, y lo único diferente eran los amantes; casi siempre casados, hartos de la rutina de llegar a sus casas después del trabajo a mirar y besar a su mujer sosa. Entonces era que podía abrirles la puerta para dejarles ver un poco de mi papachurro mundo, jugar y complacernos con un par de antojos sexuales que siempre guardo bajo la manga para el amante en turno; abrirles las piernas nunca era cosa difícil, lo complicado era volver abrir la puerta para dejarlos ir a su rutina de esposos fieles, de padres de familia, de compañeros de ellas… aunque a decir verdad, lo realmente complicado siempre ha sido tener que despertar y no tener los ovarios suficientes para hacer mis fantasías realidad.  

Sobrevivir

Enero 01, 17
 
La declaración cayó como bomba en mis ojos que se dilataron al máximo poniéndose rojos, hinchados, tan aguaceros... Al menos tuvo la decencia de hacerlo un poco antes de que comenzase el año en curso, porque si no habría arruinado la torpe costumbre de almacenar en un hoyo profundo las cosas malas que ocurrieron en el año que se acaba de ir. Qué mal que nunca he sido buena para cobrar, si no ya me estaría pagando todos los besos y las mordidas junto con sus noches y días enteros, encerrados en alguna oscura habitación de cualquier ciudad que planeábamos visitar juntos, pero no; soy mala para arrebatar lo que necesito y amo, carente de amor propio para quedarme o irme para siempre, así que mejor me guardo las ganas en un horrible café que se me escurre por entre las piernas y maldigo el dolor gástrico que me ataca como fiera rabiosa por la emoción… y ya resignada, sigo trabajando en lo que sí me sale bien; sobrevivir.

Cαnsαncio

                                                                                                              09 de Junio. 2016  
              


 Estoy cansada de ti, de mí, de todos, de la maldita rutina y sobre todo de hacer cara de sorprendida cuando alguien te agrega a la red social más promiscua del planeta y te empieza hacer preguntitas de quinceañero, lo mismo de siempre. Preferiría ser parte de un complot mundial y armar una gran orgia que acabe con nosotros al finalizar los tiempos, no con todos, con usted, conmigo y con el estúpido sentimiento que me hace creerle de nuevo. Todos somos una bola de putas y así nos tienen que querer, de todas formas en algún lugar, siempre habrá un corazón roto para otro que necesite embonar, o al menos... eso dicen.



Dibujo a lápiz de Juan Machín


Cotidiαno

                                                                                                                    01- Junio, 2016

A decir verdad, solo era cuestión de tiempo para que aquel canijo me la volviera aplicar, así había sido toda nuestra historia amorosa a lo largo de 13 años, me buscaba, me bajaba la luna y los calzones por supuesto, luego de nuevo volvíamos a la rutina de amarnos virtualmente, debo reconocer que rara vez prometía cosas, creo que cuando lo hacía le ganaba el olvido, y yo empezaba de nuevo a escribir en esa libretita, las planas donde prometía que no iba a volver a verlo, ni creer en sus palabras tan tiernas y llenas de amor, cosa que olvidaba en cuanto me decía “tengo tiempo, voy a verte” entonces me volvía un par de risas y nervios, daban ganas de vivir e imaginaba su sexo caliente entre mis labios, me gustaba que llegara y me diera unas nalgadas como una especie de saludo, luego montarme en él cuando estaba sentado para que nuestros sexos estuvieran muy juntos, o que metiera la mano bajo la blusa o el calzón y aplicara esa engatillada estelar hasta hacerme venir. Luego se iba y todo de nuevo era mortal, mis asuntos a su normal existencia, la ciudad llena de sol, el disfraz, las carreras por no llegar tarde al trabajo, las quejas por todos los mensajeros, de por qué demonios me pierdo del mundo un par de horas en ciertos días, las viejas lambisconas del hospital, el cansancio y los desvelos, todo común… un día de estos, igual me da por hacer un cambio verdadero en mi vida, me largo de la ciudad y me aviento a un hoyo como Alicia, pero sin regreso, a menos claro, que me prometan que el conejo no va a saber dedear y que acá, me esperan con los brazos y piernas abiertas para volver empezar.
 
 

Dibujo a lápiz por Juan Machìn.

Otro rεcuεrdo

                                                                                                                 16- Mαyo, 2016



Tengo la costumbre de buscar en el mismo cajón, aunque tenga la certeza de que no lo dejé allí, pero esta vez sí estaba, casualmente esta vez sí lo encontré, arrumbado al fondo, despuesito de las tiras cómicas que recortaba cada domingo en el periódico, lo saqué, y por fin vino la imagen de las manos sujetadas a la espalda en el baño de aquel viejo café, donde me alzabas la falda para meternos al cielo y al infierno por la puerta de atrás… De un tiempo para acá ando cabizbaja, como extrañando, en busca de recuerdos que el presente se empeña en que debo dejar atrás.




Dibujo: Tinta sobre cama de algodón de Efrén Galván Millán.

Antojo

 13- mayo 2016
 
 
Hoy… mis piernas exigen tu lengua que vale por cien,
y mi sexo la humedad de tu saliva para venirme con lentos gemidos tendida en el colchón, aunque también ocupo de esos besos que sólo tú sabes dar y que me atan los ojos al cielo, como en aquellas tardes de herejes, de lluvia en el bosque, donde los minutos volaban cabrones, sin darle tiempo a mi mano en tu entrepierna, privando a mis labios de tu miel de nuez.
 

Mis ojos

Cansados, hundidos, mojados, tristes, ciegos, solos, oscuros, embriagados, cabizbajos encabronados, estupefactos, estancados, sin pies, desesperados, desolados, destrozados, destazados, malgastados, cobardes, traidores, atolondrados, desosegados, enmarañados, enraizados, sangrados, ensimismados, regalados, limosneros, sin noche, sin luna, sin besos, sin ti, mis ojos muertos de no verte.


Dibujo en tinta sobre papel de Efrén Galván Millán.

Rutinαs

 

Hay días así, así como hoy, que aunque no quisiera sigo buscándole esquinas a tu sonrisa, mañanas tediosas donde el café aminora las ansias de salir corriendo a la central de autobuses para ir a buscarte a tu gran ciudad y comerte a besos, o de prestarte alas que te hagan llegar rápidamente a la ciudad de la eterna primavera, y decirle al mundo entero que hoy no estoy para nadie si no es para tu mar.


Tengo un sueño repetitivo, es el que trata de decirle a los monstruos del hospital que me dejen libre e una vez por todas, y no me aten las manos de esa forma dolorosa, ni me inyecten más tranquilizantes, porque así, con la locura a flor de piel me gusta pensarte, mirarte a través de la ventana con ese extraño instrumento del que nunca hemos hallado la afinación. Sí, mi amor. Me da por extrañarte con locura, aunque en esta historia; sólo en mis letras puedas existir.


 
 
 
Del dibujo:
Acuarela y tinta china por Juan Machín

Nostalgiα




La manía de tener ratos “no libres” pero cansada de no tener más espacio en la PC, me puse a borrar fotos… me encontré un par de recuerdos de esos que uno daba por hecho habían sido borrados de toda red y todo disco duro, unos que me trajeron de golpe las ganas en el carro aquella tarde, en que ni siquiera pudimos esperar a quedar desnudos… así mismo me pregunté, si en la actualidad tendrás las mismas ganas cuando estás con tu nueva novia, tal vez sí, esos momentos son los que te nublan la mirada, la razón, en una de esas no te da tiempo de ponerte de “nuevo” el pinche condón. Un hijo, dos o tres da igual, seguirás atado unos años más a eso que en la medida del tiempo no te llenará de mariposas el estómago. Cierro los ojos y se me queda grabada la imagen de un par de fotos de la carpeta privada del ordenador que guardo celosamente, luego, me tiro de nuevo al colchón para seguir haciéndole sexo oral a ese chico que me visita algún miércoles de cada mes, aminora mi nostalgia, mi dolor y la rabia de que te atrevas hacerle otro hijo a alguien que no sea yo… ¡Qué carajo! y uno sin saber olvidar…



Imagen: Tinta con acuarela sobre papel por Juan machín

(3ter trueque erótico en Morelos)


-Sin dedicatoria especial... ya no.

Piεs εmpoεmαditos

Mεyo 2014


Me gusta imaginar tus pies,
esos que no conozco…
 
He terminado viéndolos al cerrar los ojos,
pequeñitos,
sí,
así deben ser de chiquitos,
para caberme en este beso.

Última lεcción

                                                                                                                          30, marzo- 14.


 
Un lunes como el de mañana, me voy a despedir de ti, aunque en ello se me vaya parte de la vida y me carcoma la amargura,  o que mi corazón aúlle herido y mi sangre hiele sin inviernos, aunque haya huelga de ternezas para otras almas  y llueva tristeza por minutos, horas, días, meses, mismos que a partir de ese momento voy a dejar de contar, de rememorar.

 Esta vez, aunque en ello se me vayan las edades, voy a dejar atrás la vieja costumbre de no saber olvidar.