07-Dic, 2011
De unos días hasta hoy,
me ha dado por pensar que aquel también se derrite detrás de su escritorio por mis besos,
lo imagino sentado cerca de esa ventana con mucha luz, aire invernal y pocas hojas bailando de esa planta que alcanza asomar en sus fotos, y que si acaso me piensa, tal vez derrama una lágrima en compensación por las ciento veintiocho mil que me han llovido desde aquel entonces, o desde siempre. No sé, me gustaría verme una vez mas en sus ojillos hermosos de mirada tranquila, recargarme en sus muslos y decirle, que simplemente no quiero terminar este pinche año sin volverlo a mirar.
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