Un lunes como el de mañana, me voy a despedir de ti, aunque
en ello se me vaya parte de la vida y me carcoma la amargura, o que mi corazón aúlle herido y mi sangre
hiele sin inviernos, aunque haya huelga de ternezas para otras almas y llueva tristeza por minutos, horas, días, meses,
mismos que a partir de ese momento voy a dejar de contar, de rememorar.
Esta vez, aunque en ello se me vayan las edades, voy a dejar
atrás la vieja costumbre de no saber olvidar.
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