Manija

                                                                                                                      15 de agosto -17


Parece que fue ayer, cuando me metía en ese hoyo en el que Alicia me había enseñado el arte de hacer el amor en trío con mi perra salchicha. Los lugares comunes, las mismas historias, y lo único diferente eran los amantes; casi siempre casados, hartos de la rutina de llegar a sus casas después del trabajo a mirar y besar a su mujer sosa. Entonces era que podía abrirles la puerta para dejarles ver un poco de mi papachurro mundo, jugar y complacernos con un par de antojos sexuales que siempre guardo bajo la manga para el amante en turno; abrirles las piernas nunca era cosa difícil, lo complicado era volver abrir la puerta para dejarlos ir a su rutina de esposos fieles, de padres de familia, de compañeros de ellas… aunque a decir verdad, lo realmente complicado siempre ha sido tener que despertar y no tener los ovarios suficientes para hacer mis fantasías realidad.  

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